Nosferatu: El expresionismo alemán y su conexión con la novela gótica. 

La icónica figura del vampiro regresa en 2024 con una nueva versión de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers, conocida por sus cautivantes narrativas de horror gótico como La Bruja y El Faro.

La nueva película Nosferatu de 2024, dirigida por Robert Eggers, es un remake del clásico expresionista mudo de 1922 dirigido por F.W. Murnau. Este filme sigue la historia del Conde Orlok, un vampiro aterrador, interpretado por Bill Skarsgård, quien también es conocido por su papel en It. La película combina horror y obsesión, centrada en el personaje de Thomas Hutter (Nicholas Hoult), quien viaja a Transilvania por negocios y se encuentra con la terrorífica figura de Orlok. El conde desarrolla un interés malsano por la esposa de Hutter, Ellen (Lily-Rose Depp), lo que desencadena una serie de eventos trágicos y oscuros.

Eggers ha optado por mantener la atmósfera gótica del filme original, pero ha agregado su propio toque al horror y la estética visual, con la utilización de sombras inquietantes y una narrativa profundamente psicológica. La trama se desarrolla en 1838 y explora temas de sacrificio, obsesión y la lucha contra un mal antiguo que se extiende hasta la ciudad de Wisborg. La cinta promete ser una experiencia terrorífica y emocional, que se estrenará el 25 de diciembre de 2024, justo a tiempo para unas navidades llenas de horror.

El regreso de Nosferatu: La nueva versión de Robert Eggers y su conexión con el Transilvania de Bram Stoker

La icónica figura del vampiro regresa en 2024 con una nueva versión de Nosferatu, dirigida por Robert Eggers, conocida por sus cautivantes narrativas de horror gótico como La Bruja y El Faro. Este remake del clásico de 1922 no solo rinde homenaje al filme original, sino que también explora de manera más profunda los mitos vampíricos que Bram Stoker popularizó en su novela Drácula (1897), destacando especialmente el oscuro mundo de Transilvania y sus aterradoras leyendas.

 

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La historia de Nosferatu: De Murnau a Eggers

El Nosferatu original, creado por el director alemán F.W. Murnau, fue una adaptación no oficial de Drácula de Stoker, plagada de controversias legales por infracción de derechos de autor. Sin embargo, el conde Orlok, con su apariencia grotesca —calvo, de orejas puntiagudas y con largos colmillos—, se convirtió en una figura mítica del cine de terror expresionista. Con la dirección de Eggers, Nosferatu retorna con una estética más moderna y psicológica, pero mantiene los mismos elementos visuales perturbadores que definieron al vampiro en su versión original. El conde Orlok, esta vez interpretado por Bill Skarsgård, sigue siendo un ser de sombras que aterroriza tanto visual como emocionalmente.

La conexión con Drácula: Mitos de Transilvania y la eternidad de los vampiros

El mito de Nosferatu tiene raíces profundas en las leyendas transilvanas que Stoker usó como inspiración para su Drácula. El personaje del Conde Orlok, en esta nueva versión, es presentado nuevamente como un antiguo y siniestro noble de los Cárpatos, una figura claramente inspirada en Vlad el Empalador, el príncipe rumano que alimentó las leyendas vampíricas de la región. El castillo del conde en las montañas de Transilvania es un lugar aislado, dominado por la muerte, y remite directamente al castillo de Drácula descrito por Stoker.

En Nosferatu, Eggers sigue explorando este mundo en donde lo antiguo y lo moderno colisionan. La narrativa traslada al vampiro a la ciudad de Wisborg, pero no sin antes transportarlo en un barco cargado de tierra maldita, un elemento directamente tomado de la novela de Stoker, en la que Drácula lleva cajas de tierra a Londres para mantener sus poderes. La presencia de Orlok en esta tierra extranjera desata la plaga y la muerte, al igual que Drácula desata el caos y la enfermedad en las calles de Londres.

Un tributo visual y temático a las raíces transilvanas

Eggers no solo respeta la atmósfera oscura y gótica del Nosferatu de Murnau, sino que también refuerza los temas de decadencia moral y obsesión que son tan prominentes en Drácula. En esta nueva versión, Ellen, la esposa de Thomas Hutter (interpretada por Lily-Rose Depp), es la clave para derrotar al monstruo, una figura de pureza que Orlok no puede resistir. Esto recuerda a los personajes femeninos de Drácula, como Lucy y Mina, quienes también juegan roles cruciales en la lucha contra el mal. El sacrificio final de Ellen, quien permite que Orlok la ataque hasta que el sol lo destruya, es un eco del sacrificio de Mina Harker en la obra de Stoker.

¿Qué esperar de esta nueva versión?

La película, que se estrenará el 25 de diciembre de 2024, promete una fusión entre el estilo visual del cine expresionista alemán y los modernos enfoques narrativos de Eggers. Su capacidad para entrelazar lo sobrenatural con lo profundamente humano ofrece una nueva dimensión a la leyenda de Nosferatu. Con un elenco estelar, que incluye a Willem Dafoe como el Profesor Albin Von Franz, este remake no solo evoca la esencia del terror clásico, sino que lo expande, profundizando en los mitos transilvanos que hicieron de Drácula y Nosferatu dos de las obras más influyentes en la cultura vampírica.

Eggers ha demostrado una habilidad especial para capturar la atmósfera opresiva y oscura de las leyendas del Viejo Mundo. En su versión de Nosferatu, el vampiro no solo es una criatura de terror físico, sino una metáfora de las fuerzas malignas que acechan en las sombras de la historia y la naturaleza humana.

El expresionismo alemán

El cine expresionista alemán, surgido en la década de 1920, se caracteriza por su enfoque en la representación distorsionada y subjetiva de la realidad, con el fin de expresar emociones internas y estados psicológicos perturbadores. Este estilo visual a menudo utiliza escenarios sombríos, formas angulosas, sombras pronunciadas y luces dramáticas para crear un ambiente opresivo y surrealista. Filmes como El gabinete del Dr. Caligari (1920) y Nosferatu (1922) son ejemplos icónicos del género. Estas películas no solo son visualmente impactantes, sino que también están impregnadas de una sensación de fatalidad y lo sobrenatural, una conexión directa con la novela gótica.

La novela gótica

El gótico literario, popularizado en el siglo XIX con obras como Frankenstein de Mary Shelley y Drácula de Bram Stoker, explora lo sobrenatural, el terror psicológico, y los espacios oscuros y misteriosos como castillos o mansiones desoladas. En este género, los personajes suelen enfrentarse a horrores inexplicables y amenazas fantasmales que simbolizan miedos internos o sociales. La estética gótica incluye una fuerte atmósfera de misterio y decadencia, un enfoque en la oscuridad, el peligro y el erotismo latente, características que influyen directamente en el cine expresionista alemán.

La fusión de ambos estilos

La película Nosferatu de 1922, dirigida por F.W. Murnau, es un excelente ejemplo de cómo el cine expresionista adopta las características de la novela gótica. Inspirada en Drácula de Stoker, Nosferatu incorpora elementos clásicos del gótico: un castillo sombrío en las montañas, un vampiro sediento de sangre, y la amenaza de lo sobrenatural en un entorno cotidiano. Sin embargo, la película añade las técnicas visuales del expresionismo, como el uso de sombras exageradas y figuras distorsionadas, que no solo realzan la sensación de horror, sino que también reflejan las tensiones emocionales y psicológicas de los personajes.

El uso del contraste extremo entre luz y sombra en el cine expresionista resuena con el simbolismo de la novela gótica, donde la luz representa la vida y la razón, mientras que la oscuridad es el dominio del caos y lo desconocido. Esta conexión entre el cine y la literatura refuerza una atmósfera donde lo sobrenatural no solo es una amenaza externa, sino una manifestación de los miedos internos de los personajes.

Influencias temáticas

Ambas corrientes también comparten temas recurrentes como el miedo a lo desconocido, la corrupción moral, y el enfrentamiento con fuerzas fuera del control humano. Mientras que la novela gótica explora estos temas a través de la narrativa y el desarrollo de personajes, el expresionismo alemán lo hace mediante el estilo visual, intensificando la experiencia emocional del espectador.

En resumen, el expresionismo alemán y la novela gótica comparten una profunda conexión temática y estética, combinando lo sobrenatural y el terror psicológico con un estilo visual perturbador. Juntos, forman una potente combinación que ha influenciado significativamente el cine y la literatura de horror.

 

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